Bagan y sus mil pagodas

Myanmar

La experiencia

El lugar

Bagan, situada a orillas del río Ayeyarwady, en Birmania, alberga la mayor y más densa concentración de templos budistas, pagodas, estupas y ruinas del mundo entero.

La escala de la ciudad de Bagan es inimaginable hasta que uno no lo ve con sus propios ojos. En unos 67 km², se reúnen más de 2.200 estructuras budistas. Los templos, las estupas y los monasterios impresionan por sus frescos, coloridos y evocadores, por su inmenso volumen y por su elegante simplicidad.

Hay una belleza inherente en este lugar, que guarda tantos misterios, pero que, al mismo tiempo, proclama su grandeza a través del esplendor marchito de su arquitectura, de sus relieves y coloridos frescos o de las imágenes doradas de Buda.

La historia

El Reino de Pagan (más tarde conocido como Bagan) se fundó a orillas del río Ayeyarwaddy en el año 849. Sin embargo, la edad de oro de Bagan vendría más tarde, con el ascenso al trono del rey Anawratha en 1044. Anawrahta se convirtió al budismo theravada y comenzó con la construcción de templos, aunque la fiebre constructiva sería bajo el siguiente reinado, del rey Kyansittha (que gobernó del 1084 al 1112).

En el siglo XIII, la mayor parte de Bagan estaba construida, y ya por aquel entonces era conocida como la "ciudad de los cuatro millones de pagodas", teniendo además un sistema de irrigación muy complejo que permitía el cultivo extensivo de arroz en esta árida planicie. Cuando Marco Polo visitó Bagan, a finales del siglo XIII, la describió como una "ciudad dorada viva con el redoble de campanas y el murmullo de los vestidos de los monjes".

El declive de Bagan comenzó cuando el rey Narathihapate asesinó al embajador de Kublai Khan, el gran kan de los imperios mongol y chino, lo cual desencadenó la furia del emperador, que recayó sobre Bagan y sus gentes en torno al año 1287.

Durante los siguientes cuatro o cinco siglos, Bagan fue abandonada a los elementos y era considerada por muchos como una zona embrujada y habitada por nats (espíritus). En el año 1975, un terremoto destruyó gran parte de los templos. Se calcula que antes de la catástrofe había unas 13.000 estructuras arquitectónicas, de las cuales quedan hoy algo más de 2.200. Sin embargo, lo que aún se mantiene en pie nos puede ofrecer un vistazo de lo que debió de ser el mayor esplendor del reino de Pagan, así como una huella evidente de una parte del pasado glorioso de la historia de Birmania.

La reconstrucción de algunos lugares tras el terremoto de 1975 fue quizá demasiado entusiasta. Es por esto que la UNESCO no ha aceptado incluir el complejo arqueológico de Bagan en la lista de lugares patrimonio de la humanidad, pues algunos de sus templos fueron reconstruidos de una manera muy poco históricamente rigurosa. No obstante, la colección de templos es una abrumadora y magnífica evocación de lo que fue la edad de oro de Bagan.

El espectáculo

Bagan no es un sitio arqueológico corriente. Tiene una historia, una complejidad arquitectural y una belleza natural comparable con lugares como Machu Picchu o Angkor Wat, pero, de momento, sin las hordas de turistas que recorren a diario estos complejos arqueológicos.

Lo que más grabado se queda en la retina de los visitantes es el espectáculo de globos aerostáticos alzando el vuelo sobre las estupas al amanecer, la tranquilidad, fresca y calmada, de los interiores de los templos en el calor del día, y las impresionantes vistas de la puesta de sol desde las terrazas de los templos.

Recorrer el complejo en bicicleta, perdiéndose por sus casi 70 km², será una experiencia inolvidable, y asomarse a conocer los templos que a uno le llamen la atención según se pasa será la mejor manera de conocer el enorme sitio arqueológico, pues lo verdaderamente impresionante es el tamaño, escala y calidad del conjunto. Este espectáculo se puede apreciar aún mejor tomando un globo aerostático al amanecer y apreciando las vistas desde el aire, con la salida del sol.

Precio

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Cómo hacerlo

En un frenesí constructor que duró 230 años, hasta 1287 y las invasiones mongolas, los reyes de Bagan encargaron más de 4.000 templos budistas. Este es el principal motivo por el que venir a descubrir Myanmar, siendo estos edificios religiosos de ladrillo rojo y estuco la última huella de la majestuosidad de la ciudad de Bagan.

Los templos abiertos al culto, como Ananda Pato permiten intuir cómo era este lugar en épocas de esplendor, y sus maravillosas pagodas y estupas (muchas de las cuales datan del s.XII) consiguen transportarnos a una época y un lugar donde parece que el tiempo se detiende suspendido en el aire gracias a estas impresionantes construcciones arquitectónicas.

A pesar del terremoto de 2016 que dañó varios centenares de templos, la grandeza de Bagan no mengua y conocer la vasta llanura norte entre la ciudad de Nyaung U, Bagan Antiguo y Nuevo Bagan, donde se concentra el grueso de los templos, sorprenderá al viajero muy gratamente.

Templo de Ananda Pahto

Construido en 1090 d.C. por el rey Kyanzittha, este templo de perfectas proporciones es uno de los más bellos, grandes, mejor conservados y más venerados de Bagan.

Desglosando su estructura descubrimos que cada lado del cuadrado central mide 53 metros y aunque las plantas superiores están cerradas a los visitantes el interior es de visita obligada pues en él encontramos cuatro estatuas de Buda de 9 metros de alto, orientadas al exterior y de teca maciza. Los pórticos, con remates en forma de estupas convierten además la estructura en una perfecta cruz griega.

La base y las terrazas están decoradas con 554 azulejos vidriados que plasman escenas del Jataka (los cuentos jataka son una antigua colección de relatos muy cortos, de gran importancia en el conjunto de la literatura budista, que se presentan como las historias de las vidas anteriores de Buda), inspiradas en textos mon.

No hay que marcharse sin disfrutar un breve paseo alrededor del templo, con muchos azulejos vidriados y preciosas vistas de las torres y los tejados.