En el Lago de Atitlán

Guatemala

La experiencia

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El Lago de Atitlán

Uno de los lugares más espectaculares de Guatemala, y uno de sus puntos turísticos más importantes, el Lago de Atitlán desconcierta incluso a los más impasibles. Ya en el siglo XIX se lo tildó de ser “el espectáculo más magnífico jamás visto”, y con razón. Hoy, incluso los viajeros más avezados se maravillan con este entorno único, en el que los pescadores surcan las cristalinas aguas del lago en sus rústicas barcas, en tanto que las mujeres indígenas, con vestidos de colores, lavan la ropa en la orilla junto a los árboles en flor. El paisaje está plagado de colinas fértiles, y, por encima de todo, se alzan los volcanes añadiendo una belleza misteriosa a todo el paisaje, que nunca es el mismo.

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Cómo se formó

Rodeado por todos sus costados por volcanes y colinas escarpadas, el lago mide 18 km de este a oeste, y 12 de norte a sur en su punto más ancho, y tiene una profundidad de, al menos, 320 metros. Dependiendo de la hora del día, sus aguas cambian de color entre increíbles tonos azules, grises metálicos y verdes profundos, según el sol avanza en su camino por el firmamento.

Esta región de Guatemala tiene mucha actividad sísmica, y hace millones de años que se producen violentas erupciones volcánicas. Sin embargo, la que formó el Lago de Atitlán tuvo lugar hace 85.000 años, y es conocida como Los Chocoyos. La cantidad de magma expulsada del interior de la tierra provocó que la superficie del terreno se derrumbara, creando una hondonada inmensa, más o menos circular, que no tardó en llenarse de agua: el Lago de Atitlán. Miles de años más tarde, se formaron en las aguas meridionales del lago nuevos volcanes, más pequeños, como el volcán San Pedro, el Atitlán y, más tarde, el Tolimán.

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El legado de la cultura maya

Hacia el año 900 d.C., la civilización Maya se estaba desintegrando, y llegaron a esta región dos grupos distintos que escapaban de su capital, Tula, en México. Los Tz'utujiles se asentaron en la zona sur del lago, cerca de la actual localidad de Santiago Atitlán, en tanto que los Kaqchiqueles se establecieron en la costa septentrional del lago. Esta composición demográfica ha persistido en el tiempo, y se mantiene aún hoy con vida: en las costas sudoccidentales, se habla todavía Tz’utujil, en tanto que, desde San Marcos La Laguna hasta Cerro de Oro, aún se practica el Kaqchiquel.

El legado Maya en el lago es prácticamente tangible, y la fuerza de la cultura Maya aún hoy es profunda. Muchos pueblos siguen siendo intensamente tradicionales, como San Antonio Palopó, Sololá o Santiago Atitlán, probablemente la comunidad con la identidad indígena más fuerte de todos. En estos lugares será habitual que nos encontremos con hombres que aún visten el traje tradicional maya.

En la actualidad, el pueblo principal del lago es Panajachel. Es el más turístico, pero también es muy agradable y cuenta con la mayor oferta hotelera y gastronómica del lago. En la costa oeste se encuentra San Pedro La Laguna, uno de los escenarios culturales y artísticos más vibrantes de la zona, en tanto que en lugares como Santa Cruz La Laguna y Jaibalito, cercanos a Panajachel, ofrecen algunos de los paisajes más idílicos y espectaculares del lago.

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Cómo hacerlo

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