
Uzbekistán es un país de clima continental, muy caluroso en verano y frío en invierno. Al oeste predomina una extensa estepa, desértica, donde se asienta el menguadísimo mar de Aral. El este tropieza con la cordillera del Himalaya. Ahí el paisaje y el clima cambia. Montañas y valles se suceden y el desierto deja paso a tierras de cultivo en las partes bajas y a frío y nieve en las alturas.
Verano -mes de julio, sobre todo- e invierno son rigurosos, cada uno en su extremo. Y primavera y otoño mucho más benignos. Fuera del invierno, hay que estar preparados para el calor pero también para descensos de la temperatura.
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Qué llevar: |
El vestido puede ser informal, a base de camisetas, camisas y pantalones, si es posible de tejidos técnicos, de fácil secado y lavado y con alguna protección solar.
Un forro polar o una prenda de abrigo ligero también será necesario, más fina si es en época de calor o más gruesa fuera del verano.
Las visitas al aire libre aconsejan protegerse del sol, de modo que un sombrero, gafas oscuras y una crema para la piel serán también aconsejables.
Las esperas en los aeropuertos y los desplazamientos por tierra suelen ser ajetreados. Proteger las gafas con una funda rígida ahorrará algún posible disgusto. Lo mismo que un cordoncillo para llevarlas colgadas del cuello ayudará a tener las manos libres a la hora de manejar billetes, pasaportes o la cámara de fotos.
El clima seco de la estepa obliga a hidratarse. El agua debe ser embotellada y por ello una botella para llevar en la mochila puede resultar útil. Lo mismo que puede ayudar a refrescarse y quitarse el polvo de la atmósfera una toalla de microfibra que llevar en el bolso.
Un pequeño botiquín servirá para poner orden en la maleta y llevar las medicinas más básicas.
Finalmente, conviene acordarse del calzado, que conviene que sea cómodo, resistente y fresco cuando se viaja en época de buen tiempo. Unas zapatillas para andar y unas sandalias harán una buena pareja a lo largo del viaje.
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