Etiopía

En muchos aspectos, Etiopía es un país suspendido en el pasado. Y es una gran desconocida. El norte cristiano se extiende por una gran meseta de clima fresco. La agricultura está presente en el paisaje, lo mismo que la ganadería que ocupa buena parte del trabajo de los campesinos. Pequeños pueblos, caseríos aislados, mercados... salpican su geografía y crean un tráfico continuo de gentes que van y vienen por caminos y poblados enfrascados en sus quehaceres.

El Nilo Azul atraviesa buena parte del país y forma parte con él de una larga historia. Un viaje por el norte cristiano supone ir al encuentro de ese mito que fue para Europa el reino del Preste Juan. Un país cristiano perdido en África desde tiempo inmemorial. Para los etíopes la historia se asienta con el rey Salomón del que descienden sus propios reyes. Se sienten emparentados con la Jerusalén bíblica y en sus iglesias encuentran las raíces que los diferencian de todos los pueblos vecinos.

Viajar por Etiopía será acercarse a Lalibela, con sus extraordinarias iglesias monolíticas, será visitar Gondar y sus viejos palacios y castillos, supondrá llegar a Bahar Dar, navegar por el lago Tana y visitar sus famosas iglesias cubiertas de frescos, dará ocasión de acercarse al Nilo y de gozar de la naturaleza en el Parque Nacional de los montes Simien... Y supondrá, sobre todo, conocer a sus gentes y mezclarse con ellas en pueblos y mercados.