Lalibela

Es, seguramente, el lugar más conocido de Etiopía. Sus iglesias monolíticas, excavadas en la roca son únicas y componen un conjunto monumental sobresaliente por su interés histórico, religioso y artístico. Pero Lalibela hay que verla como un conjunto más amplio que las famosas iglesias. Es una población no muy grande, situada en un terreno montañoso y llena de vida.

Las iglesias atraen al turismo nacional y de otros países, aunque no son muchos los visitantes. Quienes acuden a ellas son la gente del lugar y los peregrinos que las ven como lugares de devoción muy señalados.

Lalibela tiene un significado sin igual para los etíopes. Es para ellos una réplica de Jerusalén. Ven en su creación milagros y portentos celestiales y forma parte de esa historia que se remonta al Israel bíblico y que la conecta, hoy todavía y en línea directa, casi con Dios.

Los templos se ordenan en dos grupos según estén a un lado o a otro del río Jordán, un torrente sin agua buena parte del tiempo, pero que juega su papel en esa semejanza que hermana Lalibela con Jerusalén. En el interior de todas las iglesias se observan bellas pinturas murales de influencia bizantina, manuscritos, bastones de oración y numerosas antigüedades.

La visita a cada grupo de iglesias puede hacerse en muy pocas horas, pero conviene tomarse el tiempo con tranquilidad, entrar en cada una, hacer fotografías, mirar a la gente…

En los alrededores, no puede faltar la visita a la iglesia de Ashete Maryam, situada en un monte próximo y a la que se llega ella en una excursión a pie o en mulas (una parte del camino) que puede durar media mañana, así como tampoco debiera faltar la visita a la iglesia de Yemrehana Kristos a 20 Km de la ciudad, una de las más bellas de la zona.

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