Madagascar

Una mezcla única de culturas.

Pegada a África, su tamaño la convierte en una isla casi continental. Y sin embargo, el brazo de mar que la separa de tierra firme ha servido también para mantener una cultura y unos rasgos con personalidad propia. Paisajes tropicales, bosques de baobabs, montañas y mar dan a cualquier viaje variedad y atractivo.

Antananarivo es la capital, el punto de entrada habitual al país y el lugar donde empezar a tomar contacto con la gente y con la vida de la isla. Luego, habrá que moverse para conocer otros lugares, paisajes y ambientes. Los nombres de pueblos y de pequeñas ciudades suenan como desconocidos. Antsirabe, con sus aguas termales y su deje colonial, Ambositra, cuna de escultores, Fianarantsoa, próspera y cuidada con el clima fresco de las tierras altas… Pero no todo son poblaciones. El Parque Nacional de Isalo dará ocasión de acercarse a la naturaleza de la isla en estado puro. Y Ifaty será el lugar donde encontrarse con la playa, en un paisaje espléndido y en aguas con corales, para disfrutar de la arena y del sol.

Madagascar es África, pero un África singular. Poco visitada, ofrece el sabor de lo distinto y la ocasión de sentir que se viaja a lugares todavía por descubrir.

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