Antananarivo

La capital de Madagascar, llamada coloquialmente Tana, está ubicada en el centro de la enorme isla malgache y construida sobre una cresta rocosa de cuatro kilómetros de longitud y una altitud cercana a los 200 m. Dominada por una masa de edificios construidos con mínimos planes urbanos, Tana ya era una ciudad importante antes de la era colonial.

Fundada alrededor de 1625 por el rey Andrianjaka y de historia amplia y reinados profundos que fueron haciendo mella en la ciudad, Tana se erige en distintos niveles poblados hoy indistintamente por una población en caótico auge demográfico, entre construcciones de piedra y ladrillo, conserva aún algunos palacios reales de madera y casas nobles que pertenecieron a ministros y nobles, la residencia francesa, las catedrales anglicana y católica romana, varias iglesias de piedra, así como otras de ladrillo, colegios, escuelas, hospitales, tribunales de justicia, edificios gubernamentales y cientos de viviendas en una Babel, expresión mítica de África.

Entre este caos, la capital permite paseos que relatan y tocan la historia africana con toda entidad. Y antes de dejar Tana, sin duda, imprescindible será probar un trozo de kob (la koba), el dulce malgache, empalagosa combinación de harina de arroz, azúcar de caña y cacahuete, de cuerpo triangular amarronado y cubierto de hojas de plátano. No hay que irse de Antananarivo sin probarlo.

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