Iguazú

El Río Iguazú recorre 600 km recogiendo a su paso aguas de docenas de afluentes hasta caer en picado en los distintos niveles de las Cataratas de Iguazú. En total están formadas por 275 saltos de agua que ocupan una zona de más de 3 km de ancho por 80 m de alto. Iguazú, el agua grande en guaraní, está en plena selva entre Brasil y Argentina. Ingentes cantidades de agua se precipitan con un atronador rugido desde alturas asombrosas. Las gotas de agua que se elevan crean una nube espectacular con frecuentes arco iris. No hay palabras ni imágenes que le hagan justicia, es un lugar que hay que ver y oír.

El río y las cataratas son la frontera natural entre Brasil, Argentina y Paraguay. Una orilla pertenece a Brasil y otra a Argentina. Los mayores saltos están en territorio argentino mientras desde Brasil se disfruta de la mejor vista del conjunto. Las cataratas se visitan desde las dos orillas, recorriendo senderos y pasarelas perfectamente acondicionados.

El paseo inferior recorre los saltos a media altura y el superior va al borde mismo de la caída del agua. Ambos tienen miradores que se asoman a los puntos más espectaculares. Para acercarse aún más, hay una excursión con vehículo descubierto hasta la orilla para embarcar en una lancha neumática y llegar hasta las inmediaciones del salto más alto. El sobrevuelo en helicóptero permite ver las cataratas desde el aire, un espectáculo natural magnífico y estremecedor.

Alrededor de las cataratas, declaradas Patrimonio de la Humanidad, el parque Nacional Iguazú protege 185.000 hectáreas de selva intacta que alberga cientos de especies diferentes de plantas y animales. Los lados brasileño y argentino son ambos muy interesantes, pero en cambio la visita a Paraguay no es tan recomendable. Hay sólo una ciudad fronteriza y comercial con artículos a buen precio aunque con muy poco encanto.

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