Misiones

Una pequeña ´colección' de antiguas misiones aparecen dispersas no muy lejos de Santa Cruz, en áreas más próximas a la Sierra. Las misiones tuvieron en buena parte origen en el deseo no sólo de cristianizar sino también de proteger a la población india y de adaptarla al nuevo mundo que se le venía encima. Todas las misiones respondían al mismo patrón: se creaba una gran plaza a uno de cuyos lados se situaba la iglesia y las dependencias de la misión (almacenes, escuela, convento...); en otro de los lados el edificio del gobierno donde participaba la población indígena y luego, en hileras paralelas a partir de la plaza las viviendas para la población. Un poco más allá se disponía de las tierras de labranza para generar los alimentos y mantener a quienes vivían dentro de la misión. El tamaño de las misiones era fijo y tan pronto se alcanzaba el máximo se fundaba en otro punto otra misión para ir adoctrinando y 'urbanizando' a nueva población indígena.

Expulsados los jesuitas del reino de España, las misiones se perdieron y hasta épocas recientes no fueron restauradas. Debido a los materiales muy precarios -madera de palmera- con que fueron levantadas, las iglesias y demás edificios misionales quedaron gravemente dañados con el tiempo. La restauración -no siempre rigurosa- ha permitido recuperar el barroco indígena que con el paso del tiempo se había casi perdido. Ahora las misiones componen un circuito (San Javier, San Ignacio, San Miguel, San Rafael, Santa Ana, Concepción...) que se visita y que muestra lo que fue una particularidad histórica en la colonización de América. El recorrido permite no sólo conocer las diferencias entre unas y otras misiones sino también asomarse a las pequeñas poblaciones indígenas de las tierras bajas de Bolivia.

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