Potosí
Cuatro mil metros de altura son muchos para que prospere una ciudad, aunque no son tantos si lo que hay en ella son reservas de plata casi inagotables. De hecho, las minas de Cerro Rico siguen en explotación aunque la plata tenga ahora menos valor del que tuvo hace tiempo. Potosí fue a principios del XVII una ciudad espléndida y tremendamente rica. Hoy es sólo una sombra de lo que fue, aunque su interés sigue siendo grande. Situada sobre un suelo montañoso, con calles en pendiente, avejentada, es una ciudad bulliciosa. Conserva sus iglesias barrocas, aunque descuidadas en muchas ocasiones y también la Casa de la Moneda, convertida en un extraordinario museo, que por sí solo merece una visita a la ciudad.
A orillas del casco histórico se alza la silueta cónica de Cerro Rico, la famosa montaña de la que se extraía la plata. Hoy se ha 'parcelado' y subsisten pequeñas concesiones que explotan comunidades de mineros. Algunas de las minas se visitan. Funcionan de forma artesanal y dan idea del duro trabajo de la extracción de la plata efectuado todavía a base de fuerza y con medios extremadamente rudimentarios. La visita es una auténtica experiencia.
Empezando en Sucre y Potosí para llegar al fascinante paisaje del altiplano en el Salar de Uyuni, visitar La Paz y sus alrededores y terminar en Santa Cruz, la segunda capital de Bolivia. Un viaje corto e intenso para vibrar en cada una de sus etapas.
Un recorrido completo desde Sucre y Potosí, el fascinante paisaje del altiplano en el Salar de Uyuni, La Paz y sus alrededores, para terminar en Santa Cruz y las misiones jesuíticas.