Vancouver
Con un centro situado en una península rodeada de mar, Vancouver pertenece a ese club de ciudades bendecidas por la geografía del que forman parte capitales como Río, Ciudad del Cabo o Sidney. Es una ciudad llena de atractivos a los que contribuyen una edificación que ha sabido administrar magistralmente la altura de los edificios y los espacios entre ellos, que ha aprovechado sus fachadas al mar para hacerlas habitables y agradables, que ha protegido sus espacios verdes y sus playas, que ha cuidado sus museos y, además, se ha beneficiado de un clima especialmente benigno a pesar de su localización en un paralelo muy septentrional.
El ambiente de la ciudad es distendido y amable y la dimensión de esta península que constituye el down town de un tamaño que permite llegar a casi todas partes paseando: la Vancouver Art Gallery, los antiguos muelles convertidos en espacio de ocio, el enorme Stanley Park rodeado por el agua, el extraordinario acuario, las playas o la isla Granville, además de el paseo por las calles de la ciudad para disfrutar de su ambiente y de su arquitectura dan a la estancia en Vancouver todo el encanto.
Un recorrido en coche a través de las Montañas Rocosas, desde el interior a la costa: para explorar regiones escarpadas y boscosas, lagos glaciares. Y para terminar una estancia en Vancouver.
Una oportunidad única para visitar al gran oso polar en su remoto hábitat natural de la bahía de Hudson. Acompañados de expertos guías y disfrutando un remoto y acogedor refugio.
Disfruta de los espectaculares espacios naturales de las montañas del oeste de Canadá y termina en las playas de la idílica isla volcánica de Bora Bora.
Dos semanas para viajar en coche por la costa este de Canadá, de sur a norte, viendo paisajes y fauna espectaculares y conociendo Toronto, Montreal y Quebec.
Una propuesta para recorrer a tu aire los parques de las Rocosas, cruzar el famoso Pasaje Interior hacia la isla Vancouver para terminar en la capital de la Columbia Británica.
Senderos interminables serpenteando montañas costeras: un mar fascinante en el que pasean tranquilas las ballenas.
Lagos, fiordos y restos vikingos mientras se contemplan ballenas y aves en esta isla mítica.