Avenida de los volcanes

Los Andes recorren Ecuador de norte a sur, en forma de dos largas cadenas montañosas que discurren en paralelo. El paisaje que se forma en los valles centrales, rodeados por montañas y grandes cráteres volcánicos es conocido como la Avenida de los Volcanes. Es un paisaje de praderas y fértiles valles cultivados recorridos, de norte a sur, por la carretera Panamericana. A los lados, se elevan las imponentes cumbres de volcanes altísimos, de más de 5.000 m, muchos de ellos de cumbre siempre nevada y con actividad: Cotopaxi, Chimborazo, Cayambe, Illiniza, Tungurahua ... El paisaje está salpicado de aldeas cuyos habitantes mantienen formas de vida y trabajo muy tradicionales.

El volcán Cotopaxi, al sur de Quito, es un cono perfecto de 5800 m de altura cubierto de nieve. Su entorno está protegido por el Parque Nacional Cotopaxi que se extiende desde las praderas de la ancha base del volcán hasta la cumbre. Por supuesto, la subida al volcán es cosa de especialistas, pero detenerse en la base y disfrutar del panorama que se abre a orillas de la laguna Limpiopungo es una muy buena experiencia.

Quilotoa, destaca por la bella laguna que se aloja en el fondo del cráter de su volcán. Hay que desviarse de la carretera Panamericana, pero los paisajes de abruptas laderas cultivadas, de valles tortuosos y de agudos picos merecen de sobra el rodeo.

Baños, en las faldas del volcán Tungurauha, es una ciudad agradable, con un paisaje que denota ya alguna influencia amazónica. Recibe el nombre de sus aguas, que la actividad del volcán mantiene a temperatura elevada. La ciudad se convierte así en un spa natural de gran belleza, con un clima subtropical durante todo el año y buenas instalaciones para disfrutar de las aguas termales. Una excursión por el recortado valle por donde discurre el río Pastaza lleva a paisajes quebrados por los que caminar envueltos en la naturaleza.

Riobamba, la ciudad más animada de la sierra central, es una buena base desde la que hacer otros recorridos. El tren por la Nariz del Diablo realiza un emocionante trayecto zigzagueando a través de las montañas y salvando tremendos desniveles en unos paisajes espectaculares.