Puebla

Dicen que Puebla fue la primera de las ciudades mexicanas donde se aplicó el diseño de cuadrícula que se extendió luego a todas las poblaciones de la América colonial. Sea o no sea del todo cierto, el caso es que el centro histórico de la ciudad tiene todo el interés con sus iglesias y conventos y sus nobles edificios y por su ambiente animado.

La importancia de Puebla viene de lejos. Fue la cuna del barroco mexicano, con sus particularidades arquitectónicas y la efusión de las artes decorativas a base de yeserías, artesonados, hierro forjado ... La cerámica también descolló en Puebla, lo mismo que el cristal y los tejidos. Hoy se visita el Zócalo, la plaza principal siempre animada con su catedral renacentista, la biblioteca Palafoxiana, el Museo Amparo y su colección de piezas precolombinas, la capilla del Rosario en la iglesia de Sto. Domingo, la iglesia de San Francisco, el museo Luis Bello y y una buena lista más de lugares que muestran el peso que a lo largo del tiempo ha tenido la ciudad.

El mercado de El Parián es el lugar donde encontrar la más amplia muestra de artesanía. Y en lo que se refiere a la gastronomía, el mole poblano es el plato que mejor recoge la compleja mezcla de sabores sobre la que se asienta el carácter de la ciudad.

Dos iglesias a poca distancia de Puebla son el mejor ejemplo del barroco indígena que floreció en México. Son la de Santa María Tonantzintla y la de San Francisco de Acatepec.

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