Paracas
La región de Paracas comprende una franja que se extiende más o menos paralela en un tramo de la costa pacífica meridional de Perú, a unos 300 km al sur de Lima. Esta franja, árida y solitaria, da la bienvenida a los visitantes con impresionantes dunas de arena, oasis verdosos en mitad de la nada, pueblecitos pesqueros olvidados, marcas milenarias en la tierra, y muchos espacios abiertos y ásperos que pueden parecer de otro planeta y que impulsan a dejar volar la imaginación.
La región discurre encorsetada entre los Andes y el Pacífico, y parece sólo estar viva en sus escasos y fértiles valles fluviales, productores de vino y fruta, y que ofrecen a los visitantes un respiro fugaz en medio del desolador desierto.
A través de un paisaje tan árido, se llega a Ica, acertadamente conocida como el milagro en el desierto. Pese a la escasez de agua, los habitantes de Ica alcanzaron un admirable desarrollo agrícola hace ya siglos, y alardean en la actualidad de la mejor producción de vino del país, así como un cultivo intensivo de frutales.
La Reserva Nacional de Paracas constituye un paraíso natural donde se desarrollan una fauna y flora únicas. Cubre no sólo el continente sino también un amplia área del mar y de las islas próximas. En ellas habita una importante población de fauna marina -lobos de mar, pingüinos...- y también de aves guaneras.
Además, en la Reserva se conservan los restos arqueológicos de la cultura Paracas, una civilización que se desarrolló entre los siglos VIII a.C. y V d.C., y que es el origen de una tradición de grandes tejedores cuyos mantos, de variados colores, constituyen verdaderas obras de arte.
Al sur de las tierras protegidas por la Reserva Nacional se encuentra Nazca, cuyas cerámicas son muy celebradas. Aunque lo importante son las antiguas figuras trazadas por líneas geométricas que se entrecruzan en el desierto, y también de los enigmáticos geoglifos con figuras de animales que las acompañan.
Las líneas de Nazca, un misterio no desentrañado aún, se calcula que fueron dibujadas entre los años 450 y 600 de nuestra era, y están compuestas por más de 70 figuras gigantescas y unos 10.000 trazos calados en la tierra, que han sido declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad.
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