Bután

Un apacible país en la cordillera más alta del planeta.

Un mar de montañas compone el vasto territorio de la cordillera de los Himalayas. Y, entre ellas, aparece el reino de Bután, casi aislado del mundo durante siglos, y que ha conservado hasta el presente su vieja cultura y sus antiguas tradiciones.

Los valles han sido el refugio de la vida y han acogido pueblos y pequeñas ciudades. En ellos el paisaje es particularmente grato con bosques y praderas en un entorno que se mantiene verde cuando se retira la nieve después del frío.

La atmósfera que se respira es apacible porque la naturaleza conserva su frescura y la vida parece haberse detenido en los orígenes del mundo. El budismo forma parte de este mismo paisaje y compone con sus templos y su extendida presencia otro de los rasgos que caracterizan al país.

Pero no es la suavidad lo que caracteriza a Bután. Las enormes montañas entre las que se asienta dan lugar también a los paisajes más espectaculares y crean en el viajero sensaciones que no va a poder llevarse de ningún otro lugar.

Recorrer el pequeño reino de Bután, acercarse a sus pueblos y a sus monasterios disfrutando de sus paisajes únicos será la mejor de las aventuras.

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