Paro
El mayor icono cultural de Bután, reflejo del culto al budismo del país, se encuentra en la ciudad de Paro: el monasterio de Taktsang, o Nido del Tigre.
Enclavado literalmente al borde del abismo en un escarpado acantilado al que se accede tras una empinada caminata, el esfuerzo recompensa al viajero al descubrir la bella arquitectura de este templo sagrado, el más venerado del país, construido en 1692 y punto de referencia de la espiritualidad butanesa.
La insólita belleza del paisaje impresiona ya antes de aterrizar en el aeropuerto de Paro, el único de Bután, al contemplar los vivos campos de arroz que cubren el valle arropados por las montañas y el serpenteante río. Y continúa al cruzar el puente que lleva hasta el dzong de Rinpung, colosal fortaleza que se erige a las afueras de la ciudad albergando el Museo Nacional y lugar de celebración del segundo Tshechu (legendario festival de danza y máscaras) más importante de Bután tras el de Timbu.
Contagiarse del pausado ritmo de esta pintoresca ciudad, puerta de entrada a Bután, es el primer paso para disfrutar plenamente del viaje a estas tierras donde la riqueza del país se mide en función de la felicidad de sus habitantes.
El diminuto reino de Bután mantiene todas sus tradiciones a salvo de la influencia occidental. Es el único país del mundo que mide la calidad de vida de sus habitantes con un indicador que llaman Felicidad Nacional Bruta. Riscos, valles monasterios, estupas con ojos y mucha belleza y color.
Bután se encuentra entre la meseta tibetana y la India, lo que hace de este país uno de los sitios más recónditos y majestuosos del planeta. Para descubrir al máximo este reino el hotel Amankora te propone un viaje único alojándote en uno de sus 5 lodges situados en diferentes valles.
Dos países y dos perspectivas a los pies del Himalaya. Ciudades llenas de historia y tradiciones, monasterios envueltos en la atmósfera exótica del budismo tibetano y espacios naturales con paisajes extraordinarios componen este viaje por dos de los países más exóticos.