Corea del Sur
Así conviven templos con rascacielos ultramodernos.
Corea es un país especialmente desconocido. Situado en un extremo de Asia, destaca por su laboriosidad y por haberse convertido en una potencia industrial. Su capital, Seúl, muestra los aspectos más modernos y llama la atención por sus edificios y por la vitalidad que desprende el ajetreo en las calles y en las tiendas. El bullicio de Seúl tiene el sello del extremo oriente, donde se conjuga el éxito económico con el desorden de las casas en los suburbios y el tráfico inmanejable en algunas de sus calles.
Pero el pasado asoma todavía en la capital en palacios, templos y museos que pueden todavía visitarse y también en mercadillos llenos de vida a los que acuden las gentes de manera habitual. Y sigue vivo en otras poblaciones como Gyeongju, antigua capital del reino, que conserva admirables monumentos además de tradiciones perdidas ya en la mayor parte del país.
Pero no todo es cultura e historia o admiración por el presente. La naturaleza en Corea es espléndida y merece la pena disfrutar de ella. Acercarse al parque nacional del Monte Seorak, por ejemplo, permitirá conocer montañas y valles, ríos y cascadas en medio del más bello paisaje. Corea, escondida en el extremo de Oriente espera a los visitantes, les muestra un país rico y variado y les asegura un viaje lleno de atractivos.
Un país que mezcla tradición y modernidad y disfruta de unos magníficos paisajes. Un recorrido por palacios, templos y museos y mercadillos llenos de vida a los que acuden las gentes de manera habitual.