Goa
Goa se encuentra en la costa suroeste de la India, junto al mar Arábigo, que lame sus 105 km de litoral. En este pequeño estado de la India, las palmeras mecidas por la brisa, la arena blanca y las aguas brillantes son los tres elementos esenciales que atraen a más de dos millones de visitantes al año. La inaccesibilidad de Goa por tierra la ha mantenido siempre separada del resto de la India.
Por otra parte, su control sobre los mares y el comercio de especias la convirtió en una gran metrópoli, cuya capital portuguesa era conocida como Goa Dorada, y llegó a tener, en el siglo XVI, más habitantes que París o Londres.
Goa fue el primer enclave portugués en Asia, y fue colonia de esta pequeña potencia europea desde 1510 hasta 1961. Esta insólita dependencia colonial la ha marcado por un carácter que se aprecia todavía por todas partes: en la arquitectura exquisita y de esplendor marchito, en la cocina, una mezcla estupenda de Oriente y Occidente, en los compases de fado que aún resuenan entre el olor a buganvilla, y en la alegría de vivir saturada de siestas que los lugareños denominan susegad.
En ningún otro lugar de la India será posible encontrar la calma y languidez de un almuerzo en Goa, el encanto de su gente o la serenidad relajante de un día en sus playas. Además de estas espectaculares costas, que varían desde kilométricas playas hasta calas recónditas, se pueden visitar plantaciones de vainilla, pasear por las riberas de los ríos y observar el cielo plagado de bellas y exóticas aves, husmear por catedrales centenarias o descubrir bellas cascadas iluminadas por la espuma blanca del agua.
La mejor temporada para viajar a Goa es desde finales de noviembre hasta mediados de marzo, que coincide con la temporada seca y con unas temperaturas relativamente frescas. Durante la temporada alta, desde mediados de diciembre hasta finales de enero, el clima es perfecto, con temperaturas que raramente suben de los 32ºC. Sin embargo, temporada alta, con Navidades y Año Nuevo incluidos, significa también una importante afluencia de turistas y con ella dificultades para encontrar alojamiento.
El norte de la India se revela ante el viajero como una tierra espiritual y única, acogiendo alguna de las ciudades más icónicas del país. Delhi, Agra, y Jaipur conforman el llamado triángulo de oro.
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