Udaipur
Asentada a las orillas del idílico lago Pichola, rodeada por las crestas ocres y moradas de las boscosas colinas de Aravalli, Udaipur es quizás el mejor ejemplo de la India más romántica. Mansiones, palacetes y palacios adornados con torretas, cupulillas y balcones, havelis encalados, ghats –escalones para el baño – situados a orillas del lago, y numerosas calles estrechas y coloridas, añaden el contrapunto humano a los encantos naturales de la ciudad.
Udaipur es una ciudad relativamente joven, pues fue fundada a mediados del siglo XVI por Udai Singh II, de la familia Sisodia, considerada como la más alta de las dinastías reales de Rajputana. Los Sisodia fueron históricamente los gobernantes del estado de Mewar, que abarcaba gran parte de lo que es hoy el Rajastán, y siguen siendo la familia gobernante de la ciudad y la región.
El lago Pichola es más que una seña de identidad de la ciudad. Es una joya que la distingue de cualquier otra. Nada mejor que dedicarle un tiempo y navegar por él. Poco profundo, consiste en una extensa lámina de agua de placidez infinita que da un incomparable encanto al lugar. De sus aguas emerge la pequeña isla de Jagniwas que aloja el famosísimo hotel Lake Palace, construido en el siglo XVIII como palacio de verano del marajá. Otra isla, la de Jagmandir, más pequeña aún contiene otro palacio, de dimensiones mucho menores e incomparablemente más discreto.
El palacio de la Ciudad se levanta en tierra firme a orillas del lago. Mas que un palacio es un complejo que lo convierte en la residencia real de mayor tamaño de Rajastán y además en uno de los conjuntos palaciegos más bellos e interesantes.
El templo Jagdish, igualmente en el centro mismo de la ciudad, es otro de los puntos de atracción. La vida que se respira en la ajetreada calle, continúa dentro del templo donde los devotos forman parte del espectáculo con su ir y venir.
A poca distancia y a orillas del lago el Bagore-ki-Haveli es la casa palaciega de un potentado, en este caso, de un antiguo miembro de la corte. Construida en el siglo XVIII, ha sido restaurada y hoy ofrece la oportunidad hacerse la idea de cómo debieron ser las vidas y las casas de los más elegantes entre la nobleza de la época.
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