Playas de Bali

Bali es una isla volcánica. Las playas del norte de la isla así lo denotan con el negro como color inconfundible de su arena. Es en la zona sur donde se concentran las playas de arena blanca.

Es cierto que en Bali el color blanco de la arena no es el blanco nuclear de las playas tailandesas, o que el azul del mar no es allí como el turquesa de las islas Maldivas, pero sus playas poseen la belleza de los arenales largos del trópico, están salpicadas de palmeras y se siente en ellas un ambiente de inigualable paz.

Todo unido al extraordinario servicio que se disfruta en sus hoteles y a su maravilloso clima, donde no hay inviernos ni días cortos, es lo que convierte a Bali en un destino de ocio y diversión, pero también de relax y descanso, de primer orden internacional.

En otro orden de cosas, la cultura tan particular que se ha mantenido en la isla, la devoción a los antepasados, el teatro de sombras, la artesanía, la gastronomía, las danzas tradicionales, la religión... son un complemento al disfrute de la arena y el agua del mar al que ningún viajero permanece insensible.

La temporada de lluvias abarca los meses de noviembre a marzo.

Gentes con diferentes intereses confluyen en las playas de Bali: desde surferos a submarinistas, pasando por familias, parejas en luna de miel o viajeros de cualquier índole que se reparten por las diferentes áreas de la isla.

Hay variados centros turísticos de sol y playa, como son las animadas áreas de Kuta, Seminyak o Legian, o las exclusivas de Nusa Dua y Jimbaran. Pero también hay rincones más tranquilos, como las playas de Manggis o Candidasa en el este.

En el extremo sur de la isla se sitúa una de las mejores zonas para el submarinismo: los arrecifes de coral de Uluwatu. Y los amantes del surfismo disfrutarán en Canggu, Medowi, Pandang Pandang y en el erosionado litoral de Butik Badung.

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