Laos
Una apacible vida rural en torno al gran Mekong.
Rodeado de tierra, sin salida al mar, Laos ha permanecido aislado y por ello ha conservado sus esencias mejor que cualquiera de sus vecinos. Ese aislamiento lo rompe el Mekong, que tiende de norte a sur una vía de comunicación que sigue vertebrando el país. Numerosas etnias componen una población variada que desborda las fronteras y da a las diversas regiones un carácter distinto y especial. El clima tropical favorece una agricultura de la que vive una parte sustancial de los habitantes y que hace del campo un espacio lleno de actividad y de vida.
Viajar a Laos es recorrerlo si es posible navegando y contemplar la vida de los campesinos en las orillas. Habrá que visitar Luang Prabang, capital hace tiempo y hoy Patrimonio de la Humanidad. Habrá que detenerse en Vientiane, la capital, apacible y provinciana, con su ambiente evocador. Se llegará a Pakse, a Champasac, siempre siguiendo el curso del río.
Será cuestión de pararse en mercados, de visitar templos, de detenerse en paisajes que cautivan la vista, de conocer los momentos distintos que marcan el carácter de un río lleno de historia. Laos es un país singular y desconocido. Linda con Tailandia y con Camboya con los que combina fácilmente para dar una visión amplia del sudeste de Asia. Es la oportunidad de viajar por tierras amables y llenas de interés y sorpresas.
Un viaje especial para explorar Indochina desde el norte de Tailandia a Laos, siguiendo el curso del río Mekong, visitando Luang Prabang y Vientián.
Vivir el magnífico espectáculo de los restos arqueológicos de Camboya junto a una naturaleza espléndida: una propuesta para conocer Luang Prabang, los templos de Angkor, y terminar en las maravillosas playas de Tailandia.