Pokhara

Pokhara es un lugar ideal para relajarse y disfrutar de una espléndida naturaleza. Resulta una ciudad tranquila, sin apenas tráfico, bañada al sur por las orillas del lago Phewa, y que hacia el norte ofrece unas impresionantes vistas panorámicas de los picos del Himalaya. Es un lugar excelente donde descansar unos días, y disfrutar de su buena comida, su tranquilidad y su agradable temperatura, ligeramente más cálida que en Katmandú -se encuentra a tan sólo 800 m sobre el nivel del mar. Pero no todo es descanso. Pokhara es, además, un importante centro de deportes de aventura, parapente, ultraligero, rafting, rutas a caballo o bicicleta, y, dada su localización, el lugar ideal desde el que emprender caminatas hacia las áreas del Annapurna y el Dhaulagiri.

El lago Phewa es el centro de todas las atracciones de Pokhara. En su lado oriental esta la zona conocida como Lakeside, donde hallar un sinfín de pequeños hoteles, agencias de viajes, restaurantes, tiendas de ropa, de montaña, de souvenirs, y casi todo lo que un mochilero o un aficionado al aire libre pueda necesitar. A cinco minutos está el parque Basundhara donde se pueden alquilar doongas, pequeñas barcas de remos pintadas de vivos colores, por 700 npr/día. Otra opción, por supuesto, es recorrer sus orillas andando o en bicicleta. En el centro del lago hay un templo hindú dedicado a Visnu en su encarnación de jabalí, el Barahi Mandir (s. XVIII).

En la orilla sur del lago, sobre una colina está la pagoda de la Paz Mundial, construida por una asociación budista japonesa para promover la paz en el mundo. Para llegar a ella, desde el parque Basundhara pueden tomarse las pequeñas barcas que cruzan el lago. Luego hay que andar 2,5 km en ascenso mediante escalones y pista de montaña, en un recorrido rodeado de una densa vegetación.

A medio camino hay un pequeño café donde tomar un refrigerio y recrearse con las vistas. Se tarda una hora y media en alcanzar la cumbre y aunque la neblina impide con frecuencia ver la cordillera del Annapurna, las vistas del lago y el valle de Pokhara son espectaculares. La estupa presenta unas características distintas de las típicas nepalíes -no tiene los ojos de Buda, ni la base cuadrada, ni el resto de añadidos que acompañan a este tipo de construcciones, tan solo cuatros imágenes de Buda incrustadas en las paredes. Una hora larga lleva el descenso por el otro lado de la colina. Una vez abajo, un autobús conduce de regreso hasta Lakeside.

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