Tailandia

Entre playas y selvas: el país de las sonrisas.

El reino de Tailandia ha estimulado la imaginación de los viajeros desde antiguo. No es para menos, porque el país es luminoso, animado y cordial. Es fuente de continuas sorpresas, de monumentos exquisitos, de escenas llenas de vida, de muestras de una cultura tan exótica y anclada en el pasado como viva y actual.

Bangkok, la capital, acostumbra a ser el lugar de encuentro con el país y ofrece en la propia ciudad y en los alrededores lugares de interés más que suficientes para dedicarle un tiempo. Palacios, museos, templos, mercados, espacios naturales… forman parte del patrimonio de Bangkok y del repertorio de cosas que ver para el viajero.

El norte de Tailandia es también un punto de atracción. La vegetación y el clima tropical dan forma al paisaje y también a los pueblos donde arraigan minorías étnicas de singular interés. Chiang Mai, Chiang Rai y Mae Hong Son forman los puntos principales de una región fronteriza con Laos y Birmania, que permaneció mucho tiempo aislada y que mantuvo, además de un entorno natural privilegiado, viejas tradiciones y formas de vida.

Tailandia tiene muchas playas atractivas. Samui puede ser la mejor opción. Es una pequeña isla, lejos de las aglomeraciones y con una naturaleza espléndida. Será una buena excusa para terminar un viaje, gozando del sol y del agua y descansando tranquilamente del ajetreo de los días pasados.

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