Turquía

Entre Oriente y Occidente.

En pocos países encuentra el viajero una atmósfera tan cálida como en Turquía. Y es que, a pesar de su cultura y de su historia tan distintas de la nuestra, pocos países reúnen en una combinación tan extraordinaria, el sentido de la hospitalidad, la sensibilidad profunda que se percibe en todas las manifestaciones de la vida y el carácter mediterráneo que hace sentir como próximos sus paisajes y sus gentes.

Cualquier viaje debiera empezar o terminar en Estambul, una ciudad que jamás agota la capacidad de sorprender y seducir al visitante. Y discurrir luego por algunos de los lugares más diversos y más extraordinarios que Turquía ofrece. Estará bien detenerse en Ankara, cuyo museo justifica por sí solo la visita a la ciudad. Y recorrer ese fenómeno único que es la Capadocia para gozar con detalle de todos sus rincones.

Emocionará Konya, crisol del espíritu místico de Turquía y expresión de su mejor arquitectura. Y merecerá pena quedarse en el Mediterráneo, ese mar que en Turquía es un auténtico don. La costa, riquísima en monumentos de calidad sobresaliente, es de una belleza de paisajes difícilmente igualable.

Turquía es un país de sorpresas y un país siempre con algo que descubrir. Sin duda, seducirá al viajero y dejará en él la huella de una de las mejores experiencias.

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