Capadocia

Capadocia, una pequeña región en la meseta de Anatolia, es uno de los lugares más visitados de Turquía y también uno de los más sorprendentes por la colección de llamativos paisajes que la definen.

Situada al pie de dos altos volcanes, la ceniza y la lava de sus erupciones formaron una gruesa capa de toba calcárea, una roca blanda, que el azote del viento fue modelando para darle las formas más variadas y extrañas imaginables. En un área de unos 50 km, que se extiende entre las poblaciones de Nevsehir, Avanos y Ürgü, se suceden los pináculos, chimeneas, cañones...

Un paisaje desnudo de vegetación, cubierto de nieve en invierno, un fuerte calor en verano y con un intrincado relieve sirvió de morada desde antiguo a una población que con frecuencia buscaba refugio huyendo de las invasiones que atravesaban la meseta.

Los habitantes tallaron casas, santuarios y templos aprovechando la blandura de la roca y crearon en algunos casos verdaderas ciudades. Algunas de ellas, subterráneas, estaban pensadas para subsistir durante meses sin asomarse al exterior.

En su condición de refugio y a la sombra de la tolerancia de Estambul, Capadocia mantuvo en el pasado una fuerte tradición cristiana. En Goreme, declarado Patrimonio de la Humanidad, se tallaron y iglesias y capillas decoradas con bellos frescos convertidos hoy en magníficos testimonios del arte bizantino posticonoclasta.

En el valle de Zelve, de Soganli y en distintas poblaciones de la región se siguen manteniendo viviendas trogloditas, algunas habilitadas como hoteles.

Con buenos servicios para los turistas, un paisaje impactante y un rico patrimonio cultural, Capadocia es un lugar a todas luces especial que nadie se arrepiente de haber visitado. Entre los viajeros son muy populares los vuelos en globo al amanecer, una experiencia insólita y recomendable.

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