Samarcanda
No hay nombre tan evocador como Samarcanda, la más gloriosa ciudad uzbeka de La ruta de la seda, que lleva siglos fija en el imaginario europeo como un lugar mítico con tintes mágicos. La segunda ciudad de Uzbekistán es sin duda el imán más fuerte para quien ansía desde siempre llegar a Asia Central. Como suele decirse, si La ruta de la seda es el camino, Samarcanda es el centro y el corazón. El alma del gran Tamerlán sigue viva en magníficos e inigualables monumentos, así como pervive el ronroneo de tantos y tantos viajeros llegados de todo el mundo a lo largo de los siglos.
La histórica ciudad de Samarcanda es un cruce de caminos y un crisol de las culturas del mundo. Fundada en el siglo VII a.C., la ciudad tiene tanta historia como las míticas Roma o Babilonia, y ha visto el alzamiento y la caída de imperios como el de Alejandro Magno, el sasánida, el de Gengis Kan o el de Tamerlán. La evidencia este último período, el timúrida, hacia los siglos XIV y XV de nuestra era, es la que más ha marcado la ciudad que hoy podremos visitar.
Aunque la ciudad moderna no tiene atractivo alguno (urbanísticamente es la típica ciudad soviética de edificios descompuestos y avenidas interminables con mucho tráfico), una vez dentro nos descubre su potencial categórico que la convierten en la historia viva del imperio trans-histórico uzbeko. La plaza y mezquita del Registán, con su conjunto de tres madrasas, el más espectacular que jamás ha existido y que merece de por sí tantas horas de viaje, la mezquita de Bibi-Khanum, el observatorio de Ulugh Beg o el mausoleo de Gur-e Amir, donde se encuentra enterrado el gran conquistador Tamerlán, son algunos de los mejores tesoros timúridas de la ciudad y del mundo.
Estos legendarios monumentos, producidos por el intercambio de culturas de todo el mundo y por las rutas comerciales que guiaban, hacia el oeste, hasta Persia, hacia el este, hasta China, y hacia el sur, hasta la India, han hecho de Samarcanda marca Patrimonial de la Humanidad con toda su apreciación. Como suele decirse, su historia es la de todas y cada una de las personas que poblamos este planeta.
Un recorrido por Uzbekistán visitando su capital, Taskent, para acercarse al presente, y a las míticas Samarcanda, Bujará y Jiva, que ofrecen la mejor panorámica de lo que es, y ha significado, la meseta árida de Asia Central por donde transitaban sedas y especias.
Un exclusivo trayecto en tren a lo largo de una sección de la legendaria ruta de la seda de Asia Central, visitando Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán, con todas las comodidades actuales y el glamour de otra época.