Bahía de Halong

Con un paisaje que parece extraído de un libro de cuentos, la bahía de Ha Long , es uno de los más importantes atractivos de Vietnam. Ocupa una superficie de 1.500 km2 abierta al golfo de Tonkin y sembrada de islas de perfil puntiagudo. La piedra caliza de la que están compuestas se ha ido erosionando para crear una colección de rocas de formas y tamaños distintos que emergen desde el agua y crean paisajes misteriosos e imprevistos. Las brumas o el sol, la lluvia, las distintas luces a lo largo del día y sobre todo la vegetación que las puebla y que les da vida componen un ambiente muy especial.

Como es de esperar, la imaginación de los lugareños da lugar a nombres para buena parte de las islas que tienen que ver con su parecido a objetos o animales. La Tetera, el Perro, el Sapo, la Tortuga, la Cabeza… El tiempo y el trabajo incansable del agua acabaron por horadar numerosas cuevas que durante mucho tiempo sirvieron de vivienda y de refugio para los pescadores.

Numerosos barcos surcaron tradicionalmente las aguas de la bahía. Los juncos y los sampanes, con sus características velas de color melocotón contribuían a este sabor de leyenda que jugando con los azules del agua y los del cielo y con el verde de la vegetación envuelve el ambiente.

Como no podía ser de otro modo, visitar la bahía es embarcarse y hacer una navegación por sus aguas. Desde un recorrido corto hasta alargar la excursión para pasar la noche bajo las estrellas en un barco más nuevo o en uno más clásico, todo es posible.

Lo más habitual, en todo caso, es hacer una pequeña navegación y visitar alguna de las cuevas más llamativas de la bahía. La de Hang Sung Sot (Cueva de las Sorpresas) es una de las más grandes y bellas, con tres amplias cámaras cubiertas de estalactitas y estalagmitas de variadas formas. A la salida se contempla uno de los paisajes más espectaculares de la bahía.

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