Salzburgo
Rodeada de montañas y a ambas orillas del río Salzach, Salzburgo cuenta con una llamativa ubicación que se añade a la belleza de su esplendor barroco. Con sus alrededores alpinos y un centro histórico considerado Patrimonio de la Humanidad, los atractivos de Salzburgo no desmerecen a unas imágenes tan elogiosas de la ciudad como las de Sonrisas y Lágrimas.
Aunque su historia data del tiempo de los romanos, no fue hasta el siglo XVI, gracias en gran parte a la fuerte voluntad del príncipe-arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau, cuando la ciudad se convirtió en el Salzburgo que se conoce hoy, con calles empedradas, estrechas callejuelas, elegantes plazas y arquitectura fabulosa.
Sobre la ciudad, de cerca de 150.000 habitantes, se eleva la Fortaleza Hohensalzburg, el mayor castillo de Europa Central conservado en su totalidad. Desde su altura se disfruta de una espléndida vista. En la ciudad baja, merece la pena visitar la Residencia de los Arzobispos, imponente construcción del barroco temprano con sus suntuosas salas y su Galería, donde se puede disfrutar de pinturas europeas de entre los siglos XVI y XIX. Adyacente se encuentra la Catedral, donde fue bautizado Wolfgang Amadeus Mozart, quien está presente en todos los rincones de la ciudad como genius loci. Y, por supuesto, se encuentra su casa natal, situada en la famosa calle Getreidegasse, donde altas y estrechas casas, atractivas tiendas y románticos patios interiores se encargan de proporcionar un ambiente de lo más agradable. Igualmente, interesante es el Palacio de Mirabell, con su bellísimo jardín, que fue construido por el arquitecto barroco Lukas von Hildebrandt.
Cada año, alrededor de 4.000 acontecimientos culturales sitúan a la ciudad en lo más alto del hit parade de las metrópolis culturales. Por supuesto, sobresalen entre todos los famosos Festivales, fundados en 1920, con sus conciertos, óperas y obras de teatro.