Zadar
Zadar es una ciudad de tamaño mediano. Pero lo mismo que en Trogir y en otros lugares de la costa, la vieja ciudad posee un casco antiguo fortificado y encajado en una lengua de tierra rodeada de mar. Ruinas romanas, murallas con varias puertas de acceso, iglesias forman el panorama de la vieja Zadar. La iglesia de San Donato (s XI) se construyó sobre un foro romano. Las calles peatonales, enlosadas de mármol, hacen más agradable la visita. También llama la atención el mercado de verduras y fruta que se habilita en las inmediaciones del centro.
Quien conozca otras poblaciones más pequeñas y recoletas como puede ser Trogir, y quien eche de menos parte de los antiguos edificios, sustituidos por otros de reciente construcción y de poco interés, encontrará a faltar en la ciudadela de Zadar el encanto de otros lugares.
No obstante, sigue siendo un buen compendio de población cuya historia abarca épocas muy diversas y conserva numerosas huellas de su pasado romano, medieval y barroco. Es un alto en el camino, que sin ser lo más seductor de Croacia, merece bien una visita y es un buen final de etapa donde pasar la noche.