Santorini

Santorini es una isla de culto. Ha sido y es la imagen más difundida de las islas griegas y un modelo de todas las virtudes que las adornan. A lo largo de la historia, el Egeo ha sufrido violentos movimientos telúricos. Debido a ellos emergió del fondo del mar la isla de Santorini cuya forma muestra la traza de la corona curva del cráter de un volcán. El paisaje de la parte occidental de la isla es impresionante con formaciones rocosas enormes sumergidas en el agua

y coronadas por casitas blancas. Las orillas, dependiendo de los lugares, son de guijarros o de arena. A la capital Fira, situada en lo alto del acantilado, se accede desde el puerto de Skala a pie, en burro o teleférico. Sus calles son hermosas, estrechas y laberínticas con arcos que ayudan a adaptar la construcción de las casas al desnivel. El Barrio Franco recuerda la época de las cruzadas. El Monasterio del Profeta Elías es especialmente apreciado y es el lugar donde el 20 de julio se celebra una gran fiesta popular con baile, música y donde es típico comer puré de guisantes con cebolla.

Merece la pena visitar Lá, otra localidad de gran belleza, con sus casas pequeñitas, que conjugan los blancos y azules, casas neoclásicas con patios, calles estrechas enlosadas, unos cuantos museos....

Se puede acceder en barca a los islotes negros que, como Santorini, surgieron del volcán. La Antigua Tera, tiene un gran interés arqueológico, en ella alternan las construcciones de diversas épocas, mercados, termas, tumbas de época arcaica y clásica, teatros, templos, la vivienda de Ptolomeo el Benefactor y restos de los primeros cristianos entre otras. En las rocas se encuentran a veces inscripciones referentes al dios Apolo, nombres de hombres y efebos. El volcán destruyó en 1500 una ciudad minoica descubierta en Akrotiri. Era una prehistórica Pompeya enterrada bajo la lava del volcán, de cuyas casas se recuperaron frescos impresionantes, utensilios y objetos de gran valor arqueológico.