Nápoles
Nápoles, con más de un millón de habitantes, no ha perdido un ápice de su personalidad. Se asienta en un paisaje privilegiado, al fondo de un amplio golfo dominado por la silueta del Vesubio. Desde sus colinas -la Cartuja de San Martino y el castillo de San Elmo- se disfruta de vistas espectaculares.
La ciudad, habitada desde el imperio romano, acumula siglos de historia que se puede conocer en sus grandes museos -el de Capodimonte y el Arqueológico-. Nápoles tiene apasionados defensores y también detractores porque se sale de lo habitual en una gran ciudad europea y parece haber apostado por quedarse muchos años atrás.
Los barrios de la ciudad vieja están desaliñados, una maraña de cables recorre las fachadas, muchas casas muestran un aspecto más que descuidado y la vida en algunas calles se desarrolla en medio de una aglomeración llamativa. Hay vendedores que vocean su producto, ancianas que sacan sus sillas a la acera, mujeres que suben la compra en un cesto desde el balcón... La vida más popular y cotidiana sale al paso en cada esquina. Pero por ello mismo Nápoles resulta única y sigue siendo la muestra de un ambiente típico del Mediterráneo que se ha perdido ya en otros lugares.
La zona próxima al paseo marítimo es un barrio próspero y ordenado, con buenos hoteles y restaurantes. Al lado está el corazón de la ciudad barroca, su espacio más clásico, con la enorme plaza del Plebiscito, la galería acristalada de Umberto I y el mítico teatro San Carlo.
La vía Toledo, perpendicular al mar, es la calle comercial por excelencia que comunica con el interior de la ciudad. Lleva al Barrio Español, un grupo de calles estrechas y modestas donde estuvieron cuarteles y viviendas de los españoles cuando Carlos III reinó en la ciudad. Y lleva a la calle Scappa Napoli, estrecha y que atraviesa buena parte de la ciudad barroca. Bulliciosa y llena de pequeños comercios, reúne a sus lados magníficas iglesias y palacios, restaurantes animados y populares y se cruza con otras pequeñas calles llenas de vida.
Un placer para los sentidos: un viaje para disfrutar de algunos de los hoteles con más glamour y encanto de la costa amalfitana, y que mejor conservan las huellas y el orgullo de su pasado.
El legendario Venice Simplon-Orient-Express ofrece una experiencia de viaje como ninguna otra. El romance, la aventura y el glamour al estilo art déco están íntimamente ligados a este mítico tren que realiza varias rutas por distintas ciudades europeas aunque la más demandada es la ruta que une Venecia con París, en ambos sentidos.