Cracovia

Por fortuna Cracovia no fue destruida durante la guerra y pudo mantener las calles y edificios medievales hasta la actualidad. La plaza del Mercado -la más grande de Europa-, es el lugar donde se concentra la vida de la ciudad. Después de ella, no habrá que perderse el Castillo Real que guarda la mayor colección de tapices del siglo XVI del país o la Catedral, donde se ha coronado a los reyes desde 1310. Al sur de la colina de Wawel, se encuentra el barrio de Kazimierz, que concentró desde siglo XVI a la población judía y es parte fundamental en la historia y la vida de los judíos polacos. Hoy la vieja tradición hebrea renace en cafeterías y restaurantes, que arrastran a numerosos visitantes.

Los alrededores de la ciudad poseen un sin fin de atracciones para elegir. Para los amantes de la naturaleza, Zakopane será un buen objetivo. Además de ser famoso por su arquitectura de madera y como centro para deportes de invierno, se halla en el corazón del Parque nacional de Tatra, que ofrece numerosas oportunidades para el senderismo en sus numerosos valles.

Más cultural será la visita al Castillo de Pszczyna llamado el Versalles de Silesia, con su magnífico parque repleto de lagos, especialmente celebrado en verano.

Pero sin duda, los dos lugares de visita casi obligada son: las Minas de Sal de Wieliczka y Auschwitz.

Wieliczka es la más famosa atracción de la región de Cracovia. La ruta comienza a 65 metros bajo tierra y conduce por cámaras y galerías hasta una profundidad de 135 metros. Durante el trayecto se pueden ver lagos y curiosas esculturas hechas de sal, así como la venerada Capilla de Santa Kinga.

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