Frías flores de marzo

Con este libro el autor nos aporta una nueva visión, real y onírica, de las atormentadas y decepcionantes vicisitudes balcánicas, con trasfondo de tragedia griega y tradiciones locales. Es una novela sembrada de meditaciones sobre el vértigo que supone la transición de una época a otra, una ficción amorosa que aporta un brote de esperanza y calor a una primavera albanesa helada como "Frías flores de marzo por las herencias del pasado. Diez años después de la caída del comunismo, en los albores del año 2000, la gente de una pequeña aldea del norte de Albania sigue traumatizada por aquella experiencia y en el vacío moral imperante afloran viejas costumbres, como el "Kanun y la eterna vendetta, en hibernación durante medio siglo de prohibiciones comunistas. En este ambiente sombrío se desarrolla una relación amorosa entre un pintor, decepcionado con la dantesca realidad, y una joven que le arrastra al purgatorio de la "modernidad". Una historia sencilla, apasionada y sensual que entra como un rayo de luz en un clima tan hermético y agobiante. Su relación se cruza con la evocación de sucesos recientes, enigmáticos, entremezclados con leyendas balcánicas que a fuerza de repetirse cíclicamente adquieren tintes de normalidad, como el enlace de una joven y una serpiente; metamorfosis humana y social en la que la doble imagen del hombre y la bestia se inscribe aquí en todo su atroz relieve, o el asalto a un banco, hecho infrecuente bajo la dictadura, que se aparece como una variante del robo mitológico del fuego. Al mismo tiempo, los espectros de Hoxha, Alia, Breznev y Ulbricht erran por las montañas en busca de una cueva, en la que se hallan los archivos políticos, para eliminar pruebas acusadoras de viejos crímenes. Les acompaña Edipo que, con los ojos arrancados, es el único que tiene capacidad de arrepentimiento. Es una novela sembrada de meditaciones sobre el vértigo que supone la transición de una época a otra, una ficción amorosa que aporta un brote de esperanza y calor a una primavera albanesa helada, una crónica que apunta al pesimismo, pero sin dejar de aludir a esa necesidad de normalización que no termina de producirse por la pervivencia de los espectros del pasado. Como en otros de sus libros, Kadaré mezcla aquí un hilo argumental que se va entremezclando con los distintos planos políticos, legendarios y violentos de su país. Autor de una obra amplia, ha ido acompañando los sacudones históricos de su país, que después de la caída del dominio comunista en 1990 se convirtió en casi un símbolo del caos: gobiernos corruptos, mafias, y todo el tapiz infernal de las tradiciones centenarias tratando de incrustarse en el mundo actual.

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